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Casi la mitad de los niños, niñas y adolescentes de la Argentina es pobre
Las organizaciones civiles que llevan adelante la causa #InfanciaEnDeuda renovaron el reclamo de atender con urgencia la situación socio-económica de los niños, niñas y adolescentes de la Argentina, al conocerse un nuevo informe de Unicef, realizado sobre la base de datos del Indec del último trimestre de 2016. Según ese relevamiento, el 47,4% de los chicos y chicas es pobre. La tasa aumenta al 85% cuando el niño reside en un hogar cuyo jefe o jefa está desocupado; al 64% cuando es inactivo, y al 65% cuando es un asalariado informal. La vulneración de derechos básicos de la niñez y adolescencia incide negativamente en la primera etapa de la vida y reproduce la situación de pobreza hacia la adultez.
El trabajo infantil, una modalidad de explotación laboral, contribuye a la desigualdad e impide el acceso de la niñez y adolescencia a derechos elementales, como la educación, la salud, el acceso a tiempo libre y al juego, entre otros. Según el Fondo para la infancia ONU (2011/2012), más de 80.000 niñas, niños y adolescentes dejan de asistir a clases para ingresar al mercado laboral.
La infantilización de la pobreza también afecta los derechos sexuales y reproductivos. Al respecto, CIPPEC –una de las ONGs que forma parte de #InfanciaEnDeuda- señaló que en la Argentina, uno de cada seis nacidos vivos es hijo de una madre adolescente; y el 69% de estos embarazos fue no intencional.
Del reciente informe de Unicef –del que también participó el Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (IELDE) de la Universidad Nacional de Salta- surge que las asignaciones que los grupos familiares reciben por parte del Estado reducen 30,8% la pobreza extrema y, en menor medida, la pobreza general que desciende 5,6 por ciento.
Estos datos demuestran la importancia de dar prioridad a los derechos de la niñez y adolescencia en la agenda de políticas públicas. La pobreza extrema podría eliminarse si el Estado argentino atendiera a las familias de los 1,3 millones de chicos y chicas que pasan hambre, garantizando su acceso a la protección social.
Con el objetivo de asegurar el cumplimiento de la Ley 26.061 promulgada en 2005, es urgente que el Gobierno analice la situación socio-económica de los 5,6 millones de niñas, niños y adolescentes pobres, en conjunto con las organizaciones dedicadas a la búsqueda del bienestar de la infancia y adolescencia, para revertir la infantilización de la pobreza. Para ello, la designación del Defensor de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, figura contemplada en la ley, es una herramienta fundamental.
