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Cómo funciona la línea 137
Por María Sucarrat
Fotos: Silvana Colombo
La escuela, las abuelas, las mamás, las tías. En general, son las mujeres desde un teléfono marcan un número en busca de ayuda . El 70% de las llamadas parte del círculo familiar. El acusado más nombrado suele ser el padre y, en segundo lugar, el padrastro. Desde el Centro de Atención a víctimas de violencia familiar y sexual, los 365 días del año, las 24 horas, en la Ciudad de Buenos Aires, un equipo de psicólogos y psicólogas, trabajadores sociales y abogadas y abogados, contestarán y darán contención. Si hace falta, un equipo móvil se desplazará al territorio e intervendrá en la cuestión.
“El programa de Abuso sexual a Niños, Niñas y Adolescentes tiene once años y es federal. Está en todo el país”, dice María Soledad Dawson, psicóloga y coordinadora de los “Equipos Móviles de Violencia Sexual” del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. El 137 es un desprendimiento del 0800-222-1717 que se inauguró el 19 de noviembre de 2016 y que funciona en casi todo el país.
Una vez que la llamada concluye, el Equipo móvil acompañará a las víctimas de violencia. Le informará sus derechos y los distintos tipos de denuncias que pueden realizar. Si la víctima elige denunciar, entonces los profesionales acompañarán al Ministerio Público Fiscal, a una comisaría, o la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Si las víctimas son menores de 18 años, entonces intervendrá el Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. “Los psicólogos y trabajadores sociales están entrenados en la escucha. Si se detecta que existe un menor victimizado o no protegido, entonces se le da intervención al organismo de la zona en que ocurrió el abuso”, cuenta Dawson.
Hoy el 137 se encuentra en un proceso de federalización. No solamente funciona en la Ciudad de Buenos Aires sino también en tres localidades de Misiones, en Chaco y en Chubut. “El 0800 es para todo el país porque depende del Ministerio de Justicia”, dice la psicóloga. “Hay una ley nacional pero además, como cada provincia tiene sus códigos, su policía y su jurisdicción, la línea se adapta a cada punto del país”. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, funciona la línea 102 del Programa Cuidaniños a cargo de la Secretaría de Niñez y Adolescencia, bajo el asesoramiento del Sistema de Promoción y Protección de Derechos. Además de las consultas brindan orientación a las instituciones públicas y privadas que lo requieran.
Quienes llaman a esas líneas, lo hacen para denunciar un delito que puede tener varias maneras de cometerse: si un adulto utiliza a un niño, niña o adolescente para estimularse sexualmente, si un adulto estimula sexualmente a un menor o si utiliza a un menor para estimular sexualmente a otra persona. Es delito haya o no acceso carnal.
Desde noviembre de 2016 hasta la fecha, sólo el 0800 recibió 1.400 llamados que fueron derivados a un registro de vulneración. “De ese total se realizaron entre 150 y 230 actas. Los resultados no son de acceso público. Las estadísticas son internas. Es la manera de preservar a las víctimas ya que se trata de menores”, explica Dawson.
Según la organización Aldeas Infantiles SOS Argentina, en la Argentina hay más de 5 millones de niños y niñas que sufren violencia dentro de sus hogares a diario. “Las manifestaciones más graves ocurren en privado y la magnitud de la problemática es abrumadora. Por eso es urgente actuar hoy para cambiar esta situación”, pide Alejandra Perinetti, directora Nacional de Aldeas.
Para Dawson, hay diferencias en la victimización de niños, niñas y adolescentes, que divide en género y edad. “En el caso de chicos de cero a ocho años la cantidad de denuncias suele ser mayor pero igual por género. Esta última variable aumenta a medida que crecen: hay más víctimas niñas y adolescentes por sobre los varones”.
La tendencia es similar a la que aparece en el informe “Violencia contra niñas, niños y adolescentes. Un análisis de los datos del Programa Las Víctimas Contra Las Violencias” elaborado en 2013 por UNICEF. “Al observar a las víctimas por grupo de edad, se advierte que hay una mayor cantidad de víctimas entre niños y niñas de cero a diez años respecto de los niños y niñas y adolescentes de once a 18. La victimización se produce en los primeros años de vida. Si bien la violencia emocional presenta valores similares en víctimas de ambos géneros, la violencia física muestra diferencias significativas en relación con la edad y el género. Los niños entre 0 y 10 años fueron víctimas de violencia física en mayor medida que las niñas. Entre los 11 y 18, las niñas y las adolescentes que son víctimas de violencia casi duplican la cantidad de casos respecto de los varones. La violencia sexual también refleja una clara asimetría del género femenino respecto del masculino”.
Qué dice la ley. La Ley 26.061 en su artículo N°9 establece que “las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la dignidad como sujetos de derechos y de personas en desarrollo a no ser sometidos a trato violento, discriminatorio, vejatorio, humillante, intimidatorio; a no ser sometidos a ninguna forma de explotación económica, torturas, abusos o negligencias, explotación sexual, secuestros o tráfico de cualquier fin o en cualquier forma o condición cruel o degradante”. Además señala la obligación de denunciar ante el conocimiento de hechos de violencia contra niñas, niños y adolescentes: “La persona que tome conocimiento de malos tratos o de situaciones que atenten contra la integridad psíquica, física, sexual o moral de un niño, niña o adolescente, o cualquier otra violación a sus derechos, debe comunicar a la autoridad local de aplicación de la presente ley”.
