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La brecha digital en los barrios populares
La pandemia puso de manifiesto la falta de acceso a la conectividad que sufren muchísimos niños, niñas y adolescentes en la Argentina. En este marco, junto a otros organismos y organizaciones Infancia en Deuda organizó el Ciclo de conversatorios de «Conectividad, igualdad y acceso a derechos». Una crónica del segundo encuentro, con el foco puesto en la brecha digital en los barrios populares.
Por: Lucía Cholakian Herrera
El jueves 19 de noviembre se realizó el segundo encuentro en el marco del ciclo de conversatorios de “Conectividad, igualdad y acceso a derechos”. Se trata de una propuesta que Infancia en Deuda lanzó junto con ACIJ, el Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la UBA, el Centro para la Implementación de Derechos Constitucionales (CIDC) y el Instituto de Justicia y Derechos Humanos (UNLa).
Con el foco puesto en la falta de conectividad en barrios populares y su impacto en otros derechos, participaron del conversatorio Natalia Vinelli, subdirectora de Proyectos Especiales de la Dirección Nacional de Fomento y Desarrollo del ENACOM; Alisa Rico, vecina del barrio Rodrigo Bueno (La Poderosa); Marisa Salvarezza, de Madre Tierra (organización por el derecho a la vivienda en el conurbano bonaerense) y Constanza Infante, Coordinadora de Proyectos de Tecnología en WINGU, y estuvo moderado por la periodista Ingrid Beck.
En las palabras introductorias, Pablo Vitale, de ACIJ, mencionó el rol de las organizaciones barriales en la garantía de las soluciones para el acceso a agua, electricidad y diferentes servicios que no eran provistos en las villas. Luego, el conversatorio comenzó con una pregunta de la moderadora sobre los principales problemas en el territorio que afectan la conectividad.
De acuerdo con las expositoras, en un nivel básico se organizan alrededor de faltas estructurales como el acceso a la electricidad: sin conexión eléctrica, no hay Internet. Y el acceso a la conectividad generalmente es concebido como algo secundario ante la falta de acceso a agua potable o luz, aunque el contexto de la pandemia comprobó que se trata de un servicio esencial.
Alisa Rico, de la Poderosa, sostuvo que “uno de los problemas es que los proveedores de internet no llegan a los barrios populares, no hay tendido que llegue a los barrios”. Y sobre esto, sumó otra gran problemática relacionada con las villas rurales, “porque los permisos son muy burocráticos, geográficamente es muy difícil llegar a esos espacios”. Marissa Salvarezza, de Madre Tierra, coincidió en lo mencionado por sus compañeras de panel y agregó que la falta de dispositivos es también un problema en el acceso.
Las iniciativas
Constanza Infante, de WINGU, describió el trabajo realizado junto con otras organizaciones -entre ellas, ACIJ- para mapear los territorios sin acceso a Internet. “Nos dábamos cuenta de que las organizaciones no estaban pudiendo llegar a las comunidades, no había forma de conectarse: ni dispositivo ni de acceso a la conectividad. Ahí surgió #AcáNoHayInternet, un desafío regional”. Infante lo explicó así: “Lo que hicimos fue construir una plataforma para que la comunidad pudiera mapear su territorio y el tipo de dificultad, para saber también a cuánta gente afecta. La lanzamos en agosto, es muy nueva, hoy tenemos 600 territorios mapeados”.
La Poderosa lanzó la campaña #ContagiáConectividad con el objetivo de armar nodos digitales dentro de los barrios para que pudieran tener una continuidad pedagógica. “Estos nodos se armaron gracias a las redes de solidaridad de la gente. Se crearon nodos digitales, contamos con impresoras y además se armaron kits escolares para que niños y niñas tuvieran hojas, lápices y cosas básicas para estudiar”, relató Alisa. “Pero es un parche, es la solución inmediata pero no a largo plazo. La solución real sería que cada familia pueda tener conectividad en su casa.”
En ese sentido, Natalia Vinelli de ENACOM, explicó los aportes que se trabajaron desde el organismo para dar una respuesta rápida a la problemática que se expuso durante el ASPO. “Lanzamos una línea de emergencia para atender la problemática de forma urgente y proveer de telefonía prepaga. Sabemos que no es estratégico y resuelve el problema puntual, así que pusimos toda la fuerza en el Programa de Conectividad para Barrios Populares, que se lanzó en septiembre”. El programa, según explicó Vinelli, tiene pliegos más flexibles que los habituales e incluye la creación de empleo en los mismos barrios donde se realizarán los tendidos. “Se busca que sean conexiones de calidad que atienden a la topografía de cada barrio: se apuesta a la fibra óptica, las redes inalámbricas y las mixtas. Hasta ahora ya hay diez proyectos presentados -entre los cuales se incluye uno de La Poderosa- que abarcan casi la totalidad del presupuesto de mil millones de pesos y alcanzarán a 220 barrios”, dijo. Los proyectos tienen 18 meses de ejecución entre la compra de los materiales, la construcción de las antenas y el trabajo de tendido.
La cadena de vulneraciones
Como se repitió hasta el cansancio desde el comienzo del ASPO, la falta de conectividad no afecta solamente a la comunicación, sino que implica la vulneración de una serie de derechos que van desde el acceso a la información hasta el acceso a la justicia.
«El impacto en la educación es lo más evidente. Sin embargo, los barrios venimos desconectados hace mucho; son derechos que vienen siendo vulnerados y se evidencian ahora», expresó la referente de La Poderosa; y explicó que, a pesar de que el ciclo lectivo ya esté terminando, hay otros aspectos del acceso a la educación que ahora están en peligro, como las inscripciones. “Más allá de la continuidad pedagógica, las inscripciones son online para el año que viene para todos los pibes y pibas de toda la Argentina, ¿cómo me inscribo? Parecen pavadas, pero en el medio son muchos derechos los que quedan vulnerados.”.
La falta de conectividad afecta también el derecho al trabajo, ya que muchas de las cooperativas de los barrios necesitan Internet y redes sociales para vender sus productos afuera. Además, quienes necesitan internet para trabajar se encuentran muchas veces en la situación insostenible de comprar tarjetas de datos para poder conectarse al trabajo, un método costoso e inestable.
Salvarezza destacó también cómo esto afecta a las y los docentes: “Muchas y muchos sólo tienen WhatsApp para dar clases. Hay chicos y chicas que no tienen suficiente conexión como para googlear, buscar información y así hacer sus tareas”, dijo. Por eso, destacó que en Madre Tierra consideran importante “sostener los espacios organizativos, de capacitación y formación y las referentes tienen la intención de sostener los espacios de encuentro y de socialización».
En ese sentido, Vinelli puso énfasis en el decreto 690/20 que restituye la esencialidad del servicio de Internet y la TV paga, y que incluye la creación de un fondo fiduciario mediante el cual las empresas de telecomunicaciones tributan a ENACOM y con ese aporte el Estado ejecuta y garantiza el servicio. En ese sentido, mencionó el compromiso del Ente de trabajar hacia la garantía de la conectividad en todo el país, pero recordó que se trata de articulaciones entre más de 1.200 actores.
A lo largo del intercambio se habló mucho sobre el contexto inesperado, las luchas de larga data de los barrios por la garantía del derecho de acceso a la conectividad, y las respuestas del Estado y las organizaciones ante la problemática. Un consenso fue claro: la falta de Internet en los barrios se superpone con otras vulneraciones de derechos con consecuencias graves. Salvarezza lo ilustró con esta frase: “Si seguimos en esta situación estamos enseñándole a un montón de chicas y chicos que esto es así. Y no, es una desigualdad que hay que poder revertir”.
Para leer la crónica del primer encuentro de este ciclo clickeá aquí.
Podés ver el conversatorio completo en el Canal de ACIJ.