Connect with us

Noticias

Los desafíos de la educación en épocas de COVID-19

Según UNICEF Argentina, el 18% de las y los adolescentes no tiene Internet en su casa y el 37% no tiene acceso a una computadora, notebook o tablet.

Por Lenny Liffschitz

El 20 de marzo, el Gobierno nacional anunció el aislamiento social, preventivo y obligatorio con el objetivo de aplanar la curva de contagios y prevenir un colapso del sistema de salud. La medida, por supuesto, no tardó en repercutir en distintos aspectos de la vida social y significó el cese definitivo de las clases presenciales para niñas, niños y adolescentes, que ya se aplicaba en ciertos distritos de manera provisoria.

La educación, que venía de una serie de restricciones presupuestarias durante la gestión del gobierno anterior, enfrentó en estos últimos meses un nuevo desafío: la conectividad. Es decir, para que niñas y niños puedan continuar con su formación escolar necesitan contar no solo con internet en los hogares sino con dispositivos para hacer uso de las plataformas. Además, lógicamente, de voluntad, tiempo y espacio para comprometerse con los estudios desde sus hogares.

Esta nueva realidad pone de relieve que el poder adquisitivo es un factor determinante en las posibilidades de acceso a esta metodología pedagógica en tiempos de pandemia. En ese sentido, el contexto social obliga a repensar políticas públicas que garanticen requisitos mínimos sin que los costos recaigan en las familias que ya enfrentan un panorama económico adverso.

La falta de datos desagregados sobre el acceso a dispositivos y conectividad en los hogares de niñas y niños no solamente dificulta la elaboración de cualquier análisis que se pretenda exhaustivo sino también, y sobre todo, el diseño de políticas educativas federales.

Al momento, las únicas estadísticas oficiales con las que se cuenta para tener un panorama de la situación provienen del cuestionario complementario de Aprender 2018, un dispositivo de evaluación nacional a cargo del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, a través de la Secretaría de Evaluación Educativa.

De esa evaluación se desprende que, en el caso de niñas, niños y adolescentes que asisten a los niveles primario y secundario, existen importantes disparidades en el acceso a los dispositivos y a la conectividad en función del ámbito, sector de gestión, jurisdicción y nivel socioeconómico (NSE).

En el caso del nivel primario, las cifras muestran que un 37% de los alumnos y alumnas de bajo NSE tiene internet en su vivienda, frente a un 99% de los alumnos de NSE alto. Con respecto al acceso a dispositivos, el escenario es similar: un 29% de los alumnos y las alumnas de bajo NSE cuenta con computadora en sus viviendas y un 55% tiene celular propio; frente a un 99% de alumnos con disponibilidad de computadora y un 88% con celular propio en los hogares de NSE alto.

Recientemente, UNICEF Argentina realizó una encuesta para medir el impacto de la pandemia en los hogares argentinos y relevó que el 18% de las y los adolescentes no tiene Internet en su casa y el 37% no tiene acceso a una computadora, notebook o tablet. Este organismo dio a conocer, además, su estimación sobre el alcance que la pobreza tendrá en niñas, niños y adolescentes: hacia fin de año alcanzaría un 58,6%.

Según UNICEF, la pobreza extrema en diciembre del 2020 sería del 16,3%. En términos de volúmenes de población, esto implicaría que entre 2019 y 2020 la cantidad de niñas, niños y adolescentes pobres pasaría de 7 a 7,7 millones; y aquellos en pobreza extrema, de 1,8 a 2,1 millones. Lejos de achicarse, la brecha que divide a las niñas, niños y adolescentes que podrán continuar con su formación de los y las que no, parece en vías de hacerse cada vez más grande si no se toman las medidas necesarias.

“Sabemos que esta pandemia tiene muchas probabilidades de ampliar las brechas ya existentes entre las familias según sus niveles de ingresos: aunque desde el punto de vista sanitario los adultos mayores son el grupo de riesgo visible, desde el punto de vista social y económico los niños pequeños y sus familias están en riesgo de convertirse en los más afectados, de manera silenciosa, por las consecuencias de esta emergencia sanitaria”, explica a Infancia en Deuda Jennifer Guevara, investigadora asociada de Educación de CIPPEC.

Para la especialista, es importante hacer foco especialmente en los problemas que atraviesa la primera infancia, con una continuidad pedagógica más compleja que en otras franjas etarias: “Esto tiene que ver con la autonomía de los chicos, vinculado -entre otras cosas- con el desarrollo del lenguaje oral y escrito. Mientras más pequeños son los niños, más irremplazable es la presencialidad para garantizar la continuidad pedagógica”.

«En los contextos vulnerables estamos viendo que hay familias con más de cinco niños que tienen un solo celular del papá o de la mama que usan para recibir los ejercicios por whatsapp», explica Marcela Czarny, directora de chicos.net.

Para Marcela Czarny, directora de chicos.net, la primera infancia en particular enfrenta ciertos desafíos: “Por ser nativos de la tecnología pareciera que debería ser fácil; pero en realidad se ven, por ejemplo, grandes dificultades para la concentración”, analiza.

Además, para Czarny, el nivel socioeconómico también es un aspecto clave. «En los contextos vulnerables estamos viendo que hay familias con más de cinco niños que tienen un solo celular del papá o de la mama que usan para recibir los ejercicios por whatsapp, y los más chiquitos no llegan a usarlo nunca. Tanto en el Gran Buenos Aires como en otros lugares vulnerables donde trabajamos el problema es la falta de conectividad, y eso genera una brecha cada vez mayor entre los que sí acceden y los que no. Aún si todas las escuelas fueran de la misma calidad, las familias sin conexión pueden hacer nada”, explica a Infancia en Deuda.

Desde el comienzo de la cuarentena proliferan noticias de cómo “se las arreglan” escuelas, maestros y padres para adaptarse a los desafíos de estudiar en sus casas. Docentes de distintas provincias como Chubut, Corrientes, Mendoza, Jujuy y Neuquén buscaron otras herramientas para llevar adelante los programas en un ciclo lectivo atravesado por la pandemia de coronavirus y la suspensión de clases, y encontraron en las radios locales y comunitarias la posibilidad de reforzar la idea de “aula virtual” en las casas de los y las estudiantes con contenidos que no requieren de computadoras o de internet.

En esta línea, el 20 de mayo la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) presentó una acción de amparo para que se ordene judicialmente al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires garantizar tanto el acceso a internet como la entrega de computadoras en préstamo para que niñas, niños y adolescentes que residen en villas y asentamientos de la ciudad puedan continuar con sus estudios durante la cuarentena.

Otra de las iniciativas relevantes es la que surgió desde el observatorio Argentinos por la Educación: Internet Educativa, un pedido realizado por especialistas en educación, movimientos sociales y rectores universitarios que busca garantizar la conectividad para asegurar la continuidad pedagógica. El petitorio, dirigido al Ministerio de Educación de la Nación, al Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) y empresas de telecomunicaciones, ya fue firmado por Juan Grabois, Graciela Fernández Meijide y Guillermo Jaim Etcheverry, entre otros.

«Esta pandemia tiene muchas probabilidades de ampliar las brechas ya existentes entre las familias según sus niveles de ingresos», explica Jennifer Guevara, investigadora asociada de Educación de CIPPEC.

En abril, las organizaciones que integran Infancia en Deuda realizaron una serie de presentaciones al presidente de la Nación, Alberto Fernández; al ministerio de Desarrollo Social de la Nación; a la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia; y a la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes, para que el Estado refuerce especialmente la protección de la infancia y la adolescencia durante la crisis sanitaria. Entre las “problemáticas urgentes” se planteó la necesidad de asegurar la distribución de libros y cuadernillos para niñas y niños sin conectividad, de proporcionar internet y/o créditos telefónicos gratuitos a las familias sin acceso, y de garantizar la Educación Sexual Integral a distancia. La coalición también destacó la importancia de sostener la escolaridad para niñas, niños y adolescentes sin cuidados parentales y para quienes que se encuentran privadas/os de su libertad.

El informe “Educar en pandemia: respuestas provinciales al COVID”, elaborado por Alejandra Cardini, Vanesa D´Alessandre, y Esteban Torre -directora, investigadora, y coordinador, respectivamente, del Programa de Educación de CIPPEC-, concluyó que todas las provincias impulsaron contenidos pedagógicos: el 45% amplió la infraestructura digital de sus estudiantes, más del 60% impulsó políticas de capacitación docente para el contexto de pandemia, el 100% implementó o incrementó acciones de apoyo a la inclusión educativa vinculadas al servicio alimentario, y más de un tercio de las jurisdicciones (11) propusieron iniciativas de acompañamiento específico a familias y jóvenes. En cuanto a los procesos de organización escolar, a partir del 15 de mayo todas las provincias establecieron que no habría calificaciones mientras las clases presenciales estén suspendidas; en tanto que 11 provincias (45%) ya habían adaptado algún componente de la organización escolar al contexto de aislamiento antes de la resolución del CFE.

Sin embargo, la infraestructura es tan importante como otras capacidades disponibles. En abril, el Instituto de Investigaciones y Estadísticas de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER) realizó un relevamiento en la provincia de Entre Ríos sobre las condiciones de trabajo docente en el contexto de la cuarentena: la encuesta arrojó que el 70% de los docentes no tenía ningún recorrido de formación para llevar adelante este proceso; y el 30% restante provenía de talleres y cursos. Sin datos oficiales precisos, pueden asumirse dificultades similares en otras regiones del país.

En este sentido, un informe del Banco Mundial sobre el panorama de la educación en el contexto de la pandemia deja en claro que “los desafíos de la educación no pueden ser superados mediante la mera provisión de más y mejores dispositivos y conectividad de tecnologías de información y comunicación”.

Es plausible pensar esta crisis como un terreno fértil para la experimentación de métodos de enseñanza y para entender hasta qué punto la digitalización puede generar condiciones para una mejora cualitativa del sistema educativo. Sin embargo, para que las políticas educativas a nivel federal sean efectivas deben fundarse efectivamente en las condiciones y necesidades de niñas, niños y adolescentes.

Continue Reading
También podría gustarte leer...
Hacer click para comentar

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más en Noticias

To Top