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Subsidios habitacionales: cuando el frío llega antes que la ayuda

“Soy Yamil Guzmán. Madre soltera, ex mujer golpeada. Vivo con mis cuatro hijos en la pieza de un hotel. Me cobran casi 5.000 pesos por mes y no llego. Me cuesta un montón.” La de ella es una de las 8.000 las familias que por estos días esperan cobrar el subsidio habitacional. Su historia es triste y ni Yamil, ni ninguno de los que espera en la puerta militarizada de Entre Ríos 1492, esquina Pavón, decidió estar allí, en la oficina de atención a Familia en Situación de Calle.

  • Reunión de miembros del grupo Ciudad sin Techo Foto: Silvana Colombo
  • Reunión de miembros del grupo Ciudad sin Techo Foto: Silvana Colombo
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  • Reunión de miembros del grupo Ciudad sin Techo Foto: Silvana Colombo
  • Reunión de miembros del grupo Ciudad sin Techo Foto: Silvana Colombo

 

Por María Sucarrat

Fotos: Silvana Colombo

“Soy Yamil Guzmán. Madre soltera, ex mujer golpeada. Vivo con mis cuatro hijos en la pieza de un hotel. Me cobran casi 5.000 pesos por mes y no llego. Me cuesta un montón.” La de ella es una de las 8.000 las familias que por estos días esperan cobrar el subsidio habitacional. Su historia es triste y ni Yamil, ni ninguno de los que espera en la puerta militarizada de Entre Ríos 1492, esquina Pavón, decidió estar allí, en la oficina de atención a Familia en Situación de Calle.

Según el Gobierno de la Ciudad, son poco menos de 1.100 personas las que se encuentran en situación de calle. Sin embargo, para las más de 40 organizaciones que realizaron el último censo en 2017, son 26.000. Entre ellos, hay 549 los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en calle o en riesgo de situación de calle. El 89% nació en el AMBA y el 2,5% en otros países. El 60% no recibe ningún tipo de beca o ayuda escolar. Del total de las personas, el 62% nació en la Capital porteña y 28% vive en la calle desde hace menos de un año. Del total, sólo 1.478 duermen en paradores y hogares.

Atrasos en los pagos

“Un papá se acercó un viernes. Le dijeron que volviera el viernes siguiente. Explican que no hay electricidad. Los hacen pasar de a diez. Es muy raro lo que sucede”, cuenta Mili Aguilar, trabajadora social en el Centro Educativo Isauro Arancibia. “En la escuela hay tres familias en esa situación a las que les dijeron que están atrasados en los pagos.”

Para el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat la demora tuvo que ver con cuestiones administrativas. “El pago del subsidio habitacional se realiza todos los meses con regularidad. El correspondiente a este mes se efectivizó el 21. La demora tuvo que ver con cuestiones relacionadas a lo meramente administrativo”, explican a Infancia en Deuda desde la cartera porteña.

Sin embargo, a dos días de comenzado el invierno, la espera continúa. La mayoría de esas familias se hospeda en hoteles, y vivió en la calle antes de conseguir el alojamiento. “El sistema es perverso porque hay diferentes maneras llegar al pago del subsidio: por ventanilla, por cheque, por cajero. Cada uno tiene diferentes códigos. Por ejemplo, vas con el código 869 y te dicen que se atrasó el pago. Es que siempre, constantemente, se reprograman las fechas”, dice Horacio Ávila, responsable de Proyecto Siete, una organización que funciona desde 2003, integrada por personas en situación de calle y que, junto con La Red de la Calle, logró la sanción de la Ley 3706 “Protección y Garantía Integral de los Derechos de las Personas en Situación de Calle y en Riesgo a la Situación de Calle” por parte de la Legislatura porteña, reglamentada diez años más tarde.

Más y más demoras

“Para sacar un subsidio, desde el día de la presentación de los papeles, la oficina tarda un mes en dar el turno y un mes más en atender. Nosotros acercamos a una familia que tiene turno el 5 de julio. Para las otras todavía no hay”, cuenta Claudia Enrich, responsable de la organización Ciudad sin Techo, que se ocupa de las personas en situación de calle en la zona de Congreso. Ciudad tiene contabilizadas 26.000 personas en situación de calle de las cuales 594 son niños y niñas.

Miguel tiene 28 años y hace changas en la construcción, electricidad y plomería. Hace cinco años se separó de su esposa y le dejó la casa para ella y sus dos hijas. Hoy alquila una piecita por la que le cobran poco más de 4.000 pesos. “Pero para cobrar 4.000 hay que ser un grupo familiar de por lo menos cuatro. Y yo estoy solo, entonces recibo 2500 pesos pero conozco mucha gente que tuvo que irse a la calle porque los hoteles te dan hasta un mes y si no pagás, te echan.” Miguel sale a repartir comida por su barrio donde cada vez hay más personas viviendo en recovecos, entre cartones y frazadas.

Los dueños de todos los hoteles de la Ciudad de Buenos Aires son siete. Ávila está en constante comunicación con ellos. “A los hoteleros no les importa sacar a la gente a la calle porque ellos no hospedan por una cuestión humanitaria sino por razones económicas. Si una persona o una familia se atrasa con el pago una semana, es muy raro que un hotelero lo espere.” Para el líder de Proyecto Siete el problema es que los subsidios, los amparos o cualquier beneficio se otorga por discrecionalidad y no por una evaluación social. “Si sos sano y solo, recibís hasta 2.500 pesos cuando una habitación vale entre 6.000 y 8.000 pesos. Para una familia entera, la habitación puede costar hasta 14.000. Está demás decir que los valores están desactualizados y que las habitaciones en las que viven son terribles. La mayoría sin ventanas. El hotel Zavalía de la calle San Juan tiene habitaciones en el subsuelo. Las personas viven en condiciones infrahumanas.”

Pero los subsidios no son el único modo de beneficio por parte del Estado. Romi tiene 27 años un hijo de cinco años y otro de uno y medio con problemas respiratorios y está en pareja desde hace cinco meses. No cobra subsidio habitacional pero sí un amparo a través de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, además de las dos Asignaciones Universales por Hijo. Aun así, se las rebusca vendiendo cosas en la calle. Su historia con los consumos problemáticos hace que esté siempre acompañada por los integrantes de Ciudad sin Techo. Con esa guía se ocupa de tener a sus hijos siempre controlados en salud y educación.

“Con amparos, en la Ciudad de Buenos Aires, hay unos 8.000 beneficiarios. En provincia de Buenos Aires y a nivel nacional el sistema es diferente porque dependen de la Senaf: se le entrega a los hoteleros una suma fija de 20.000 pesos por habitación ocupada”, cuenta Ávila. El problema para él viene desde la época en que Aníbal Ibarra era Jefe de Gobierno de la Ciudad, lo que se revirtió con Jorge Telerman, cuando el subsidio empezó a contener a las personas solas. “Después, con el gobierno de Macri, comenzó la discrecionalidad y empezaron a tirar hoteles por la cabeza porque tienen mucho miedo de que se les muera alguien en la calle. Hoy, si los llamás porque ves a alguien durmiendo afuera, vienen con la camionetita y se lo llevan a algún parador o a un hotel. Pero no hay registro. No hay, repito, evaluación social.”

Oficinas cerradas

Alma Fernández, militante travesti, ex situación de calle, autora del libro La revolución de las mariposas, sube sin cesar a sus redes sociales los videos de lo que ocurre de la puerta de Entre Ríos y Pavón. “Vine a Buenos Aires los 13 años en un camión. Y conmigo muchas otras. De Salta, de Santiago del Estero. Por eso estoy acá en la puerta de las oficinas. Porque ellas son de mi generación y no tienen dónde vivir”, dice. Hace algunos años, Alma acompañó a dos amigas para iniciar el trámite del subsidio habitacional. Se corrió la voz y hoy son 30. “Llegamos a las ventanillas y dicen que no hay sistema. Pienso que es una burla. Que no nos atienden por ser trans. Además, con 2.500 pesos, las trans y travestis ocupan en este sistema el lugar de indigentes. ¿Cómo categoriza el sistema? Estas chicas viven en lugares ilegales y clandestinos.”

Las oficinas no abrieron durante siete días y es invierno. Los jueves a las cinco de la tarde, Enrich reúne a sus colaboradores en un gazebo azul. La gente de la zona ya conoce a Ciudad sin Techo. Cerca de las seis ofrecerán sopa caliente a cualquiera que se acerque. “El objetivo de Ciudad sin Techo no es dar alimentos ni ropa. Pero en el mientras tanto ayudamos a las personas a hacer trámites, a conseguir algún trabajo, a que tengan una meta. Nosotros peleamos para que se cumpla la ley 3706/10. Porque la calle no es un lugar para vivir.”

 

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